domingo, 15 de febrero de 2009

QUE ES EL NIÑO INTERIOR.

Es el conjunto de todas nuestras potencialidades en estado puro, que nos habrían de permitir atraer la realización en todas las áreas de la vida. Cuando ocurre que en una o varias áreas no conseguimos vivir plenamente, hablamos del Niño Interior Herido.

No conseguimos vivir con plenitud, estamos ante un caso de Niño Interior Herido. Ocurre que la persona que tiene un Niño Interior Herido revive una y otra vez, los mismos sentimientos de amargura, vacío, desilusión, tristeza, rencor, miedos, desconfianza, etc. en el área o áreas que tiene afectadas. Tropieza una y otra vez con la misma piedra.

La causa de que esto sea así, radica en las vivencias emocionales que vivimos desde que fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre hasta la edad de 9 ó 12 años, -en que pasamos de la mente concreta y autocentrada en el Yo, a la mente abstracta- en relación a las emociones que nos suscitaban nuestros padres y mentores, de modo que sin darnos cuenta, grabamos en el inconsciente sentimientos, actitudes, creencias, en definitiva introyectos, correspondientes a cada una de esas ocho áreas.
Con el tiempo esos introyectos, fueron generando la realidad en la que vivimos, y todo lo que nos ocurre en la actualidad, -hasta que uno no desaprehende lo aprehendido- consecuencia del modo en que sentimos debían de ser nuestras emociones en cada una de esas áreas, que es lo que luego las personas que aparecen en nuestras vidas se encargan de actualizarnos.

En la medida que la persona transcurre por el proceso de Recuperación de su Niño Interior, deja de afectarle esas emociones, comienza a sanar en primer lugar la relación consigo mismo, y después con cada una de las personas que integran las áreas afectadas: parejas, padres, amistades, jefes, etc.

Para ello aprende a hacerse cargo de lo que hasta ahora proyectaba en los demás, en vez de culpabilizarles de su desgracia, aprende a ver que es lo que le despiertan los demás y a sanar esa vieja espina que reaparece una y otra vez, aunque cambien las personas que se la suscitan.

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